domingo, 28 de abril de 2019

Vale la pena involucrarse

¿Alguna vez sentiste miedo?

¿Alguna vez se te oprimió el pecho y creíste que ibas a morir?

¿Alguna vez imaginaste lo que debe ser que todo a tu alrededor sea potencialmente peligroso y signifique peligro?

Él sí.
Él vivió la primera parte de su vida aterrado, huyendo de todo porque todo lo hacía sentir expuesto y escondiéndose constantemente en medio de pilas de mugre.



Él es "Panzi", un gatito que nació en la casa de un señor con Síndrome de Diógenes y sólo conocía la seguridad escondiéndose en los rincones más pequeños de una vivienda inundada de una mezcla inmensa de mugre y pertenencias variadas, que iban del piso al techo.
De allí lo sacamos, muerto de terror, hace ya tiempo, y venimos dando pasos lentos de recuperación.
Hay días que retrocede, que olvida que nadie va a hacerle daño, y vuelve a poner su expresión de terror, y se esconde de manera creativa en lugares sólo accesibles para él hasta que se calma.

Probablemente nunca deje de tener ese reflejo de huir y esconderse cuando sucede algo que altere su tranquilidad pero hoy es un gato que puede dormir estando expuesto en el medio de la casa, sin miedo a que nadie le haga nada, con los perros dándole vueltas alrededor, rodeado de otros gatos y con sus humanos de confianza cerca.


viernes, 11 de enero de 2019

El día que Mutti llegó, Terpsícore entendió todo



Mutti es una perra que descubrí cerca de mi casa en uno de los primeros paseos de Terpsícore.

Cuando la descubrí estaba en la calle con varios cachorros y tres machos, con los cuales deambulaban en busca de comida.
Ellos salían de una propiedad usurpada en el barrio, donde habitaban varias familias humanas mientras los animales se reproducían sin control ni cuidado alguno.

Fue así como todo empezó, intentando sacar a los cachorros de la calle, y finalmente un día ella me obligó a llevarla conmigo.

Ok. Admito que no soy tan difícil de convencer pero realmente no era mi intención ingresarla al departamento, considerando la falta de espacio y que en él había gatos (y temía por su seguridad).

La cuestión fue que aquél día había ido a llevarle comida y como siempre me acompañó hasta la esquina pero esta vez no paró.
No era el primer animal que me seguía pero en general lo hacen algunas cuadras y se cansan. Pero ella me siguió unas veinte, como si estuviera entrenada (valga aclarar que nunca más volvió a caminar así)...

Así que después de hablarlo con ella, avisarle repetidas veces que la vida cambiaba y nos estábamos por meter en un lío, pasé por la vete a pedir un bozal prestado (básicamente para evitar que se coma a uno de los gatos) y fuimos al dpto.

Una vez allí, una vez que vio a la cachorra y a los gatos quiso huir pero ya era tarde, este era un camino sin retorno.

La cosa es que cuando se relajó, Terpsícore, que en aquél momento tendría entre tres y cuatro meses, se acostó junto a ella como puede verse en la foto y la ayudó a calmarse del todo.

A partir de ese momento, es como si hubiera quedado claro que se convirtieron en familia.
Es muy interesante como ellos (los no humanos) entienden las cosas más rápido que nosotros, mientras yo estaba todavía delirando con buscarle un hogar y no sé cuantas cosas, ellas ya sabían y entendían todo.

¿Y a qué voy con todo este relato? No lo sé, es un recuerdo.
Adopten, rescaten, involúcrense y ustedes también van a entenderlo todo.


Lalo.